Hay cosas que no deberían suceder muy seguido, no debería pensarte, no debería tampoco llamarte o incluso escribirte, pero lo hago mientras uso mis lagrimas como disolvente para pintar la luna pálida y agonizante. Existen momentos que me gustaría borrar, y otros que quisiera multiplicar como por ejemplo besarte, aun con la conciencia del error, aun con la timidez del abandono al no saber que pensaras mañana cuando el sol se mezcle con las nubes de la madrugada.
Pero aun así te lloro, en un bosque solitario mientras la lluvia disfraza la tristeza con desesperación, en un mundo ilógico donde confundo tus malos pensamientos con el temor; un mundo blanco que no inspira paz sino soledad, porque es absurdo desgastar una mirada que nunca me ha mirado.
Así que déjame decir adiós, aunque el alma se rompa en pedazos y tenga que repartirla entre los elfos, déjame escapar ahora que hay tiempo, ahora que las heridas se pueden curar; pero no te alejes mucho, pues en las noches oscuras recordare tu sonrisa, la que me cautivo desde el primer día, la que promete todo pero a su vez engaña, la que ilumina lo posible y esconde lo necesario.
Erika Zúñiga Lee
Puedes copiar todo lo que quieras, pero si no me das los créditos
el día que mueras robare tu alma
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