
Ante lo incomodo del silencio aun pensaba que podría observarte por horas, calcular el nivel exacto de sangre que se acoplaba en tus mejillas, calcular las veces que repetías aquel ademan de golpear uno a uno los dedos de la mano sobre tu rodilla, estabas nervioso porque frente a ti tenias una desconocida; yo estaba nerviosa porque frente a mi tenia un extraño.
Mientras una distracción nos saco de aquel letargo, aquella sublime canción empezó a resonar en el ambiente, y aunque trataba de leerte con ansias me era imposible concentrarme en un papel cuando dos ojos joviales me observaban; entonces encontré aquella descripción perfecta de la agonía que se siente al estar desesperado en un mundo que no sentimos nuestro; encontré aquella frase perfecta y la guarde enseguida; encontré la estructura de un escrito que me mostró lo buen aedo que podrías llegar a ser; encontré que no eras solo un hombre sino un artilugio del cual quería saber un poco mas.
Indescriptible fueron los segundos siguientes, donde la osadía danzaba sin remedio alguno; inmejorable fue aquella lluvia que asonataba tus palabras; increíble fue el estallido de mi sangre ante aquel roce delicado de tus mejillas con mi rostro. Incognoscible fue despertar en medio de la nada y descubrir que había encontrado aquello que busque por años, aquel ser de naturaleza dócil que me apaciguaba el alma y me hacia sentir tan plena como para enamorarme de mi en ese preciso instante.
Erika Zúñiga Lee
Puedes copiar todo lo que quieras, pero si no me das los créditos
el día que mueras robare tu alma
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