Me entristecen todos los segundos que marca el reloj sin tu presencia, sin tu sonrisa cómplice que en cada instante me confirma que eres lo que había esperado siempre. Así que me detengo y observo por un rato los planos que involuntariamente me recuerdan la simetría de tu cara exacta, de tus ojos viéndome solo a mi, de tus labios queriéndome solo a mi.
Me entristecen todas la horas que pierdo vagamente dibujando tu sonrisa... esa que por instantes no se puede despegar de mis pupilas; me distraigo pensando en el pasado absurdo y en el futuro incierto, me pierdo pensando en tus pestañas que me recuerdan todas las noches largas que pasé sin ti.
Me entristecen todas las semanas en las que no estas, pues son sencillamente días vacíos que solo parecen tener sentido con las ansias que se acumulan de verte de nuevo y abrazarte sin descanso hasta que caiga la noche y me digas adiós de nuevo ¿por qué te vas? eso me pregunto a solas y no encuentro una respuesta lógica que mi corazón y mi alma entiendan.
Me entristecen todos los meses que se marchan con el tiempo que pudo haber sido nuestro... y mi cara sencillamente no puede ocultar que te he estado extrañando en cada segundo; quizá es ilógico quizá no lo entiendas pero mi cuerpo siente la necesidad de acunarse en el tuyo aun cuando no estas. Así que a solas en las noches le escribo canciones a las hadas como tregua para frenar la distancia, y así sea en la fantasía tejan dulcemente ese lazo que jamás se romperá entre tu y yo.
Erika Zúñiga Lee
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el día que mueras robare tu alma
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